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¿De que forma colaboras con los "memes" a discriminar por edad ("Ageism, etaismo o viejismo")?

  • Foto del escritor: Cheros AC
    Cheros AC
  • 11 abr 2021
  • 6 Min. de lectura


Como es mundialmente conocido hace días murió Felipe Mountbatten, después conocido como Felipe de Edimburgo del cual su título completo es Su Alteza Real el príncipe Felipe, duque de Edimburgo, conde de Merioneth y barón de Greenwich, caballero de la Liga, caballero del Cardo, Orden del Mérito, caballero Gran Cruz de la Orden del Imperio Británico, compañero de la Orden de Australia, compañero de la Orden de Servicio de la Reina y consejero privado.


En nuestra actualidad los memes no esperan en situaciones como por ejemplo, de equivocación de un nombre en la ganadora del Miss Universo, el final de una saga de Marvel o de DC cómics, en satirizar al funcionario público que se contradice las palabras y discursos con sus actos, tenemos esa "habilidad" de burlarnos de las situaciones y convertirlas en crítica cómica para hacerlas viral, y en ocasiones son el escudo en la batalla de campañas electorales y suplen a la infografia que se realiza para explicar el proceso o la historia de algo y se reduce a capturar una situación, con la imagen de "los Simpson", "el diablo viste a la moda", el actor de "Iron man", "un changuito de peluche" o incluso el famoso "no del oxxo" y un encabezado gracioso, atacante y fuerte; todo está muy bien, todo es válido como libertad de expresión dado que tenemos esa facultad como ciudadanos y usuarios de las redes, pero: ¿porque burlarnos de la edad de las personas?, suena incongruente que mi vecina compartió un "meme" de un "torneo" en el que se disputan el gane Silvia Pinal, Xavier López "Chabelo", la reyna Isabel de Inglaterra y el actor Ignacio López Tarso; la ironía es que mi vecina un mes antes acababa de perder a su abuela de 75 años, subiendo una publicación cuestionando a la vida, al creador y a todo ser que pudiera explicarle el porqué su abuela se había muerto si ella hubiera querido que viviera muchos años más


Resulta incongruente que nos quejamos de nuestros familiares que son mayores, porque padecen enfermedades, pero siempre queremos tener a nuestros seres entre nosotros (la mayoría de las veces) y señalar que por decir: "La reyna Isabel II haya despedido a su esposo de casi 100 años y haya permanecido en el poder 69 años, ha visto pasar a trece primeros ministros de su país, trece presidentes de Estados Unidos y seis papas, les resulte cómico, y hasta decimos" ya está de más", "ya está robando oxígeno de otra persona", pues déjenme comentarles que según la historia y su vida, tiene más orgullo del que si deberíamos hablar que solo centrarnos en el tema de la edad; pero bueno, el tema es que ésta situación activó una molestia y un desgano en mi persona dado que a diario procuramos defender la dignidad y los derechos humanos de las personas adultas mayores y considero que esta situación vulnera en una escala gigante su dignidad, puesto que esas burlas traspasan escenarios y ya para referirnos depectivamente a una persona que tenga 35-50 años le mandamos el "meme" de la reyna o de "Chabelo" para decirle que esta vieja, como si el serlo, fuera algo malo.


Incluso con estas prácticas damos pie a que jovencitas y jovencitos de bachilleres o preparatoria consideren "viejos" a los de universidad ¡que apenas alcanzan los 20 años!, ¡imaginen el trato que les darán a las personas de 60+!.


En la búsqueda de información que nos explicara cosas acerca de este sentir que he traído durante estos días, me encontré un artículo por demás interesante, que cita:


“Con carácter general los ejemplos de discriminación social al anciano son múltiples.


No hay más que analizar la utilización como insulto de las palabras viejo o anciano.


Una gerontofobia social de la que dan testimonio abundante los medios de comunicación a la hora de tratar por la vía del ridículo o del chiste fácil numerosas imágenes del viejo.


Discriminamos, ofendemos y agredimos a la dignidad de la persona mayor cada vez que cualquiera de nosotros damos por buenas en el día a día frases tan habituales como las de: «bastante bien está Ud. para los años que tiene», o «a su edad qué querrá», o, peor aún, porque suele traducir ignorancia, cuando el profesional de la salud, ya sea médico, farmacéutico o enfermero, interpreta como «cosas de la edad» determinados problemas clínicos cuya causa desconoce, muchas veces incluso sin haberse tomado siquiera la molestia de indagar su origen.


La discriminación por edad como forma de agresión a la dignidad de la persona mayor El eventual catálogo de indignidades potenciales con las que el conjunto de la sociedad castiga a la persona de edad avanzada es extraordinariamente amplio y tiene como elemento común la sorprendente evidencia de pasar inadvertido. Abarca desde la falta de respeto al principio bioético de autonomía en cualquiera de sus manifestaciones hasta el apartado de los malos tratos al mayor, bien lo sean en forma de agresión física directa, bien en su vertiente de comportamientos negligentes y de abusos psicológicos o económicos. Me centraré en el tema de la discriminación por edad, lo que la literatura inglesa conoce como ageismo, que podríamos traducir por «etaismo» o «ageísmo», otra forma de agresión a la dignidad del mayor, ignorada con frecuencia por ciudadanos y administraciones. El "ageism", la discriminación por edad, constituye una forma de agresión a la dignidad del colectivo de más edad. Una forma de agresión que tiene múltiples manifestaciones en el plano social.


Se vulnera el principio de autonomía al decidir por el anciano tanto en el ámbito familiar como en otros. Se establecen limitaciones para la convivencia en el marco familiar y en el contexto social. Existen y no se toman en consideración barreras ciudadanas evitables en materias como iluminación, transportes, arquitectura, regulación del tráfico, etc. Se legisla con frecuencia bordeando la frontera de algunos derechos; entre ellos los laborales, dentro de los cuales algunas formas de jubilación forzosa centradas en la edad podrían ser un buen prototipo. No se potencian estudios específicos. Se excluye o limita su participación en la política o en aspectos relativos a la gestión común de la vida pública. Se cortan o cuestionan los recursos sociales necesarios como pone en evidencia lo que está pasando con la ley de dependencia y con otras formas de limitación de derechos sociales. Se aplica un lenguaje sectario cargado de connotaciones negativas para denominar al colectivo. No hay más que analizar la utilización como insulto de las palabras viejo o anciano"


En realidad, no es gracioso decir que la edad de las personas es motivo de chiste, o de burla o modernizando, crear un meme con este tema y burlarnos de la reyna, de un actor, político, vecino, etc por ser adulto mayor.


En nuestra época no sabemos quiénes terminaremos nuestras vidas por causa del virus Covid19, muchos jóvenes y otros no tanto morirán o han muerto en esta pandemia, por lo que resulta un privilegio tener vida y salud; entonces las personas mayores tienen un plus más a ese privilegio y es su edad, su experiencia, sus conocimientos, su historia: resulta injusto ser señalada o señalado por tener el pelo blanco por canas o usar bastón, tener arrugas o ser del siglo pasado, como si se tratara de una cosa u objeto que cause gracia en determinada situación.


Dejemos de burlarnos de los personajes públicos por su edad, dejemos de hacer críticas de la toma de decisiones de las personas por ser adultos mayores, dejemos de reírnos de "quien queda o quien se va" en esta vida como si de un juego se tratara y cuidemos de nuestros familiares en casa o visitémosles para que su vida sea más fácil y feliz. ¡Dejemos de normalizar la burla en redes y en la vida diaria por ser adulto mayor!


Las y los adultos mayores tienen derechos y si nosotros seguimos golpeando estos derechos y negandoles su aplicación y acceso de entrada por "ageismo, etaismo o viejismo" entonces no somos inclusivos ni protectores de derechos y nos tendremos que pasar a la fila de lo que tanto señalamos y criticamos como "antiderechos" porque no solo basta con estar en contra de la orientación sexual, identidad o expresión de género de las personas, de su derecho a casarse con quien quieran, a decidir sobre su cuerpo, a exigir justicia por un crimen de odio... Para ser antiderechos, ¡también los adultos mayores cuentan y mucho!


 
 
 

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